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El final de una huida

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El final de una huida: "Nicolás Mon, abstraído y desdibujado, perdido en la bata blanca manipulaba en las probetas y hacía las mezclas de casi todos los días. A su lado, diseminados por el laboratorio, como seres mecánicos, se veían varias personas. Pero Nicolás sólo pudo mirar a través del espejo que tenía enfrente que tomaba toda una fachada y que además de multiplicar los miles de tarrícos que había aquí y allí, reflejaba en aquel momento la silueta de una mujer. Una mujer joven de cabellos leonados sujetos por un prendedor de carey casi junto a la nuca y formando en torno al casi perfecto óvalo de su cara dos matas de cabello semicayendo en torno a sus mejillas. Unos ojos canela enormes, que si bien pasearon la mirada en torno, no se detuvieron en nadie."